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Gáfara


El empleo usual de la gifãra en la España musulmana está bien documentado en los textos de lbn Quzmãn, en cuyos zéjeles es mencionada frecuentemente:

zéjel núm. 24:

0.-Quien vistió traje celeste / de telares de Almería
no llevó gifãra encima / que no sea verde alfóncigo.


1.- Comprar quiérome una giãra / pero ha de ser de mi gusto.
De segunda mano pienso / porque no la quise nueva.
No me peta si no es fina, /terminada y que me siente.
por Dios, tela que es inútil / no quisiera yo comprarla.

2.- Ha de ser limpio el bordado / mas los vuelos bien cosidos y el borlón muy acabado / trabajito muy bien hecho.
Y, a más que no monte un lado / por delante sobre el otro, de tal forma que no caigan, / al ponérmela, igualados.

3.- Quita allá las que son cortas / que es mi talla aventajada! Con lo holgado me acomodo;/ no sé qué haga con lo escaso. Y la manga pegue sastra / que conozca bien su oficio:
lo que más odio en el mundo son las malas costureras.

4.- Fuese el corredor al zoco / al abrirse la almoneda.
"¿Hay acaso aquí una gifãra / de ocasión, cumplida, buena?'. Trajo al fin una zamarra / que no me gustaba nada……..

6.- "Hete aquí, siguió, una gifãra / que reúne cuanto pides..."



Detalle de fa figura de Isaías en el retablo de Granollers de Pablo Vergós. Museo de Arte de Cataluña. Barcelona. Siglo XV Modelo lujoso de gafara de costoso brocado.

El almófar fue en principio, como su étimo el migfar o gifãra, una prenda a modo de capuchón para cubrir la cabeza y la parte superior del cuerpo, confeccionada primitivamente en piel o tejido grueso de lana afelpada que se remonta a la época de las grandes reconquistas, desde mediados del siglo XI hasta fines del XII,. De esta prenda derivaron dos modalidades. una de lujo, hecha de seda o brocado, y otra de uso meramente defensivo, fabricada en mallas, que se colocaba bajo el casco para ir al combate, completando la guarnición de la loriga.
En la lámina que representa la figura de Isaías del retablo de Granollers creo que se presenta una clara muestra de cómo era una de esas gifãras de gala, de brocado. En cuanto a su forma parece ser que no difería de lo que en castellano se denomi­nó después muceta, prenda que había sufrido una evolución paralela con respecto a la originaría almuza.

Benizar, Priego dependían de Socovos en época Musulmana


Según P. Guizard. estos nombres de localidades que comienzan en Beni "...correspondían a caserios, ... y constituían conjuntos de hogares y casas geográficamente aislados..." La proximidad geográfica de Priego y Benizar con Socovos nos hace pensar que con anterioridad a la reconquista, dependían de una mádina, y no de Moratalla. Socovos(Saqubus) hubo de tener relativa importancia en el siglo XII, pues según Ibn Al-jatib, el suegro de Ibn Mardanis (El Rey Lobo o Lope), Ibrahim B. Hasmusak, se había alzado contra los almorávides desde el castillo de Socovos (Hisn Saqubus), apoderandose poco después, hacia el 114 de la fortaleza de Segura.

El alcázar de al-Mamun

"... En mitad del alcázar había una alberca y en medio de ella un pabellón con cúpula, hecho de cristal grabado en oro.

El agua era conducida hasta lo alto de la cúpula y bajaba desde arriba rodeando el pabellón de cristal de modo que éste se cubría de una vestidura de agua que fluía continuamente. Dentro se encendían luces y se veía un maravilloso espectáculo ..."

(Al-Maqqari Naft Al-Tid)

Ziryab el cantante estrella de Al-Andalus

En el año 789 nació en Irak Abu-I-Hasan, más conocido como Ziryab, un músico que llegó a hacerse tan famoso que la envidia que suscitó le obligó a huir de su tierra. En el 822 llegó a al-Ándalus con su familia, contratado por al-Hakam I, convirtiéndose en el ídolo de la época en Córdoba, donde vivió hasta su muerte en el 857. Además de excelente músico y cantante, era un hombre de gustos refinados y pronto se convirtió en la referencia de la moda y la elegancia. Él popularizó los vasos de cristal tallado en lugar del mental, las sedas exóticas, los vestidos blancos en verano y los de colores en primavera. También introdujo muchas recetas de cocina orientales y fundó un instituto de belleza en Córdoba, donde se ensañaba peluquería, depilación y otros cuidados del cuerpo. En el aspecto musical, introdujo la quinta cuerda del laúd, creó un conservatorio y desarrolló nuevos métodos de enseñanza del canto.

Normas de Convivencia en las Ciudades Andalusíes

"...Se impedirá a las gentes que tiren basura, animales muertos y cosas parecidas a las calles, pues ello ocasiona inconveninte a las viviendas particulares. Lo mismo por lo que se refiere a los desperdicios, que engendran suciedad, sobre todo, cuando llueve. La gente deberá llevarse todo ello fuera de la ciudad. ...se impedirá a la gente que tire las basuras y las cosas sucias a sus patios..."

Ibn Abd al-Rauf, Historia de Andalucía. Planeta, vol.I, pág.343.

Contrato de boda Andalusí

"... Después Alí ibn Musa da en matrimonio a su hija Fátima, al joven jeque Abu Isnaq Ibrahim mediante un pago de seiscientos dinares por cuenta de los cuales el padre de la cónyuge recibe trescientos setenta y cinco, librando al cónyuge Ibrahim carta de pago por su importe y aceptando el aplazamiento de la entrega del resto de la cantidad estipulada, que asciende a doscientos veinticinco dinares, hasta el término de dos años"

(documento arábigo-granadino)

Capitulación de Teodomiro ("Tudmir")

En el nombre de Allah clemente y misericordioso. Escrito dirigido por Abd al-Aziz ibn Musa ibn Nusayr a Tudmir ibn Abdush (nombre árabe dado al noble Teodomiro).

Este último obtiene la paz y recibe el compromiso, bajo la garantía de Allah y la de su profeta, de que no será alterada su situación ni la de los suyos; de que sus derechos de soberanía no le serán discutidos; de que sus súbditos no serán asesinados, ni reducidos a cautividad, ni separados de sus mujeres e hijos, de que no serán estorbados en el ejercicio de su religión; y de que sus iglesias no serán incendiadas ni despojadas de los objetos de culto que en ellas existen; todo ello mientras cumpla las cargas que le imponemos. Le es concedida la paz mediante estas condiciones que regirán en las siete ciudades siguientes: Orihuela, Baltana, Alicante, Mula, Elche, Lorca e Iyyith. Además no deberá dar asilo a nadie que huya de nosotros, o que sea nuestro enemigo; ni hacer daño a quien goce de nuestra amnistía; ni mantener ocultas las noticias relativas a los enemigos que lleguen a su conocimiento. Él y sus súbditos deberán pagar al año un tributo personal consistente en un dinar en metálico, cuatro almudes de trigo y cuatro de cebada, cuatro medidas de mosto, cuatro de vinagre, dos de miel y dos de aceite. Esta tasa quedará reducida a la unidad para los esclavos. Lo cual firmaron como testigos Uthman ben Abi Abda al-Quraixí y Habib ben Abi Ubaida al-Fihrí y Abd Allah ben Maisara al Fahtimí y Abu-l-Oasim al-Udhailí. Escrito a cuatro de rachab del año 94 de la Héjira.

Ed. E. LÉVI-PROVENÇAL: España musulmana, «Historia de España», IV. Madrid 1950, pág. 21, y CLAUDIO SÁNCHEZ ALBORNOZ, La España musulmana, 1. -Buenos Aires 1960. - Págs. 42-43.

Fragmento citado en "Textos comentados de época medieval (siglo V al XII), Barcelona, Teide, 1982, páginas 292.-293".

Texto de LLegada de Musulmanes

Al saber el Rey de España la nueva de la correría de Tarif, consideró el asunto como cosa grave. Estaba ausente de la corte, combatiendo en Pamplona, y desde allí se dirigió hacia el mediodía, cuando ya Tárik había entrado, habiendo reunido contra éste un ejército de cien mil hombres o cosa semejante, según cuenta. Apenas llegó esto a noticia de Tárik, escribió a Muça, pidiéndole más tropas y dándole parte de que se había hecho dueño de Algeciras y del lago, pero que el Rey de España venía contra él con un ejército que no podía contrarrestar. Muça, que desde la partida de Tárik había mandado construir barcos y tenía ya muchos, le mandó con ellos 5.000 hombres, de suerte que el ejército acaudillado por Tárik llegó a 12.000. Había ya cautivado muchos e importantes personajes, y con ellos estaba Julián, acompañado de bastante gente del país, la cual les indicaba los puntos indefensos y servía para el espionaje.

Ajbar Machmua (Colección de tradiciones). Crónica anónima del siglo XI, dada a la luz por primera vez, traducida y anotada por Emilio Lafuente y Alcántara. Madrid, 1867, página 21. Fragmento publicado por J.A. García de Cortazar en Nueva Historia de España en sus Textos, Edad Media, Santiago de Compostela, Editorial Pico Sacro, 1975, página 136-137.