cansado de dar y dar.
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Cuento Judio
cansado de dar y dar.
Cuento Sufí
Castillos medievales
El castillo no respondía a normas o estructuras regularizadas. El constructor sé adaptaba al lugar, al presupuesto y a las necesidades militares del momento.
Muros gruesos: que podían tener unos sus 2,5 metros de ancho y los de las torres podían ser todavía más anchos.
Barbacana: Es una obra de fortificación o torre adelantada y aislada, situada sobre una puerta, potena o puente, por lo general situadas fuera de la línea principal de defensa y conectadas a los muros de la ciudad por un camino fortificado. Es una obra de fortificación situada frente a las murallas y protegiendo una puerta de acceso, era a menudo sólo un terraplén adosado al muro junto a la zona más vulnerable del castillo.
Torre caballera:
Construcción que destaca sobre el terrado de otra torre de mayor superficie y volumen.
En su construcción había diversos oficios:
Canteros: se dividían en 3 grupos:
Maestro cantero: estaba muy bien pagado. Podía ser extranjero que viajaba de castillo en castillo supervisando su construcción.
Cantero experto: cortaba la piedra en la forma requerida.
Aprendiz de cantero: cortaba formas sencillas y preparaba el trabajo al experto.
Herrero: cualquier objeto metálico era caro porque para trabajar el hierro se necesitaba gran cantidad de combustible. Para extraer 25 kilos de hierro se necesitaba un roble grande. Una de sus principales trabajos era hacer clavos ( los tornillos no se inventaron hasta el siglo XVI). Como no eran suficiente fuertes primero se hacia un agujero con una barrena. En el casillo de YORK tenía almacenados 43.000 clavos en el año 1327.
Aserradores: algunas serrerías estaban junto al castillo, pero los aserradores también trabajaba en los bosques donde derribaban los árboles y los cortaban en tablones más ligeros.
Todos los artesanos solían hacer sus propias herramientas, sus formas variaban de un lugar a otro y no había diseños universales.
Gran parte de las piedras del castillo provenían de sus cercanías. Su transporte se realizaba con carros tirado por bueyes.
No todas las piedras servían para los muros del castillo las piedras duras de granito que eran muy difícil de trabajar. Estaban construidos con sillares pulcramente dispuestos, entre ellos había un relleno de mampuesto ( piedras de distinto tamaño y calidad, unidas con morteros). Este mortero era transportado por chicos en cestos. Después los muros se enlucían con una mezcla de arcilla, estiércol animal y crines de caballos para hacerlos resistentes al agua.
¡A buenas horas, mangas verdes!.
En el siglo XIII, en Castilla existía una institución para defender el orden público: la Santa Hermandad, que alcanzó su apogeo durante el reinado de los Reyes Católicos. Éstos vestían un chaleco de piel que dejaba al descubierto las mangas de la camisa, que eran de color verde.
Por eso se llamaban, además de cuadrilleros (iban de cuatro en cuatro), mangas verdes. Parece que este cuerpo de policia rural fue eficaz en sus incios, pero que luego fue perdiendo efectividad, cediendo en disciplina, eficacia y que nunca llegaba a tiempo al lugar donde había un crimen. De ahí provenía la expresión :
¡A buenas horas, mangas verdes!.
Estar sin "BLANCA" en el S=XIV
Con el paso del tiempo, la moneda fue devaluándose y acabó siendo acuñada únicamente de cobre, siendo su valor mínimo, por lo que alguien que no tuviese “ni blanca” representaba que estaba en la más absoluta de las ruinas.
El Rey Alfonso hizo popular el "Ir de Tapas"
Se asegura que fue el rey Alfonso X el Sabio quien dispuso que en los mesones castellanos no se sirviese vino si no era acompañado de algo de comida. Esto evitaba que el vino subiese rápidamente a la cabeza.
La tapa, al principio, se depositaba sobre la boca de la jarra o vaso servido, por lo que “tapaba” el recipiente: de ahí el origen de la palabra. Servía para acompañar la bebida y para evitar que algún “visitante volador” entrase en el preciado líquido.
En aquellos tiempos la tapa consistía en una loncha de jamón o en rodajas de chorizo o de otro embutido y, a veces, era sustituido por una cuña de queso.
Hay quien asegura que la historia de la típica tapa española surgió a raíz de la siguiente anécdota: el Rey Alfonso XIII estaba realizando una visita oficial a la provincia de Cádiz y al pasar por el “Ventorrillo del Chato” (venta que aún hoy existe) se paró para descansar un rato. El rey pidió una copa de Jerez, pero en ese momento una corriente de aire entró en la Venta y, para que el vino no se llenara de arena de la playa el camarero tuvo lo feliz idea de colocar una lonchita de jamón en el catavinos real. El Rey preguntó por qué ponían esa loncha de jamón sobre la copa, y el camarero disculpándose le dijo que colocó así la “tapa” para evitar que el vino se estropease con la arena. Al Rey le gustó la idea, se comió la tapa, se bebió el vino, y pidió que le sirvieran otro, pero con “otra tapa igual”. Al ver esto, todos los miembros de la Corte que le acompañaban pidieron lo mismo. Como podemos observar, es más o menos la misma historia pero con otro protagonista.