No hay tu tía

“No hay tutía" en tiempos de Cervantes se utilizaba este término con el significado de remedio o medicina


El término tutía procede el árabe tutiya, que significa sulfato de cobre. Se trata de un remedio utilizado en la medicina antigua, el hollín que resultaba de la fundición y purificación del cobre (hecho a base del óxido de cinc) era procesado para transformarlo en ungüento, que era llamado -según el lugar de procedencia y del elemento del que derivaba- tutía, atutia o atutía y parece que era muy citado popularmente en la época, al que le atribuían excepcionales virtudes curativas para determinadas enfermedades de la vista.


De esta manera, en tiempos de Cervantes se utilizaba este término con el significado de remedio o medicina. No haber tutía es, pues, no haber más remedio, carecerse de solución para un problema.
Fue tal el prestigio y popularidad del ungüento que el lenguaje popular, basándose en ello, terminó por mantener la frase "no hay más tutía", que luego derivaría "no hay tu tía" deformando la palabra tutía en tu-tía por desconocimiento e ignorancia de su sentido original, para dar a entender que algo, por su dificultad era imposible de resolver o curar.
Esta expresión la utilizamos cuando nos damos por vencidos en situaciones que no se pueden evitar o que no tienen solución. Así, cuando no se puede salir de un asunto, decimos no hay tutía, que equivaldría a no hay nada que hacer. Teniendo en cuenta su origen, Tutía debería escribirse, por tanto, junto. Sin embargo, el diccionario CLAVE incluye esta expresión en la entrada tía y aboga por su escritura separada sin tener en cuenta su origen.

Anécdota del Sultán

Una sabia y conocida anécdota dice que en una ocasión, un Sultán soñó que había perdido todos los dientes.

Después de despertar, mandó llamar a un Adivino para que interpretara su sueño.

-¡Qué desgracia Mi Señor! -exclamó el Adivino- Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad.

¡Qué insolencia! -gritó el Sultán enfurecido- ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡¡Fuera de aquí!!!

Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos.

Más tarde ordenó que le trajesen a otro Adivino y le contó lo que había soñado.

Éste, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo:

-¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobreviviréis a todos vuestros parientes.

El semblante del Sultán se iluminó y con una gran sonrisa…

…ordenó que le dieran cien monedas de oro al segundo Adivino.

Cuando éste salía del palacio, uno de los guardias le dijo admirado:

-¡No es posible!. La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que la del primer Adivino. No entiendo por qué al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro.

-Recuerda bien amigo mío - respondió el segundo Adivino - que todo depende de la forma en que decimos las cosas…. uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender el arte de comunicarse.

Analicemos nuestra capacidad personal de comunicación: ¿Comunicamos? ¿Nos comunicamos? ¿Bien? ¿Qué y a quiénes? ¿Nos dejamos comunicar? ¿Qué y de quiénes? ¿Nos hace bien esa comunicación? Revisemos todos los esquemas de nuestra comunicación.

EL REY QUE NO ENTENDIA A DIOS

Un rey que no creía en la bondad de Dios. Tenía, sin embargo, un súbdito que siempre le recordaba acerca de esa verdad. En todas las situaciones decía: 
-"!Rey mío, no se desanime, porque todo lo que Dios hace es perfecto. El nunca se equivoca! " 

Un día el rey salió a cazar junto con su súbdito, y una fiera de la jungla le atacó. El súbdito consiguió matar al animal, pero no evitó que su Majestad perdiese el dedo meñique de la mano derecha. El rey, furioso por lo que había ocurrido, y sin mostrar agradecimiento por los esfuerzos de su siervo para salvarle la vida, le preguntó a éste:
-"Y ahora, que me dices, Dios es bueno?, Si Dios fuese bueno yo no hubiera sido atacado, y no hubiera perdido mi dedo.“

 El siervo respondió:
 -"Rey mío, a pesar de todas esas cosas, solamente puedo decirle que Dios es bueno, y que quizás, perder un dedo, sea para su bien. Todo lo que Dios hace es perfecto. !El nunca se equivoca! " 
 
El rey, indignado con la respuesta del súbdito, mandó que fuese preso a la celda más oscura y más fétida del calabozo. Después de algún tiempo, el rey salió nuevamente para cazar, y fue atacado, esta vez, por una tribu de indios que vivían en la selva. Estos indios eran temidos por todos, pues se sabía que hacían sacrificios humanos para sus dioses. 

Inmediatamente después que capturaron al rey, comenzaron a preparar, llenos de júbilo, el ritual del sacrificio. Cuando ya tenían todo listo, y el rey estaba delante del altar, el sacerdote indígena, al examinar a la víctima, observó furioso:

 -"!Este hombre no puede ser sacrificado, pues es defectuoso!....!Le falta un dedo!” Luego, el rey fue liberado.

Al volver al palacio, muy alegre y aliviado, liberó a su súbdito y pidió que fuera a su presencia. Al ver a su siervo, le abrazó afectuosamente diciendo:

 -"!Querido, Dios fue realmente bueno conmigo! Tú debes haberte enterado que escapé justamente porque no tenía uno de mis dedos. Pero ahora tengo una gran duda en mi corazón: si Dios es tan bueno, por que permitió que estuvieses preso, tú que tanto lo defendiste?“ El siervo sonrió, y dijo: ... 

-"Rey mío, si yo hubiera estado junto con usted en esa caza, seguramente habría sido sacrificado en su lugar, !ya que no me falta ningún dedo! Por lo tanto, acuérdese siempre: Todo lo que Dios hace es perfecto. !El nunca se equivoca! "

Cuento Judio

Dice un antiguo cuento judio, que hombre muy rico fue a pedirle consejo al rabino, si debia o no dar dinero a los pobres,ya que estaba
cansado de dar y dar.
El rabino le tomó de la mano, lo acercó a la ventana y le dijo - ‘Mira por esa ventana’.
El rico miró por la ventana a la calle.
El rabino le preguntó ¿qué ves?
El hombre le respondió: ‘veo gente’.
El rabino volvió a tomarlo de la mano y lo llevó ante un espejo y le dijo:
‘qué ves ahora?
El rico le respondió: ‘Ahora me veo yo’.
El rabino le contestó: ‘¿Entiendes?’
En la ventana hay vidrio y en el espejo hay vidrio.
Pero el vidrio del espejo tiene agregado un poco de plata.
Y cuando hay un poco de plata uno deja de ver gente y comienza a verse solo a sí mismo.

Cuento Sufí

Un joven fue a ver a un sabio maestro y le preguntó:
-Señor, ¿qué debo hacer para conseguir lo que yo quiero?.
El sabio no contestó. El joven después de repetir su pregunta varias veces con el mismo resultado se marchó y volvió al día siguiente con la misma demanda. No obtuvo ninguna respuesta y entonces volvió por tercera vez y repitió su pregunta:
-¿Qué debo hacer para conseguir lo que yo quiero?
El sabio le dijo:
-Ven conmigo.
Y se dirigieron a un río cercano. Entró en el agua llevando al joven de la mano y cuando alcanzaron cierta profundidad el sabio se apoyó en los hombros del joven y lo sumergió en el agua y pese a los esfuerzos del joven por desasirse de él, allí lo mantuvo. Al fin lo dejó salir y el joven respiró recuperando su aliento. Entonces preguntó el sabio:
-Cuando estabas bajo el agua, ¿qué era lo que más deseabas?
Sin vacilar contestó el joven:
-Aire, quería aire.
-¿No hubieras preferido mejor riquezas, comodidad, placeres, poder o amor?
–No, señor, deseaba aire, necesitaba aire y solo aire -fue su inmediata respuesta.
-Entonces -contestó el sabio-, para conseguir lo que tú quieres debes quererlo con la misma intensidad que querías el aire, debes luchar por ello y excluir todo lo demás. Debe ser tu única aspiración día y noche. Si tienes ese fervor, conseguirás sin duda lo que quieres.

Castillos medievales

Los castillos se empezaron a construir en el siglo X. Se construyeron para impresionar, era la casa de un poderoso señor de la guerra y desde él se gobernaba la tierra circundante.

Los primeros castillos sustituyeron a fuertes de madera y evolucionaron haciéndose más sólidos a medida que cambiaban los métodos de guerra.
Para su construcción era necesario el PERMISO PARA ALMENAR.



Este era un permiso de concesión real y se llamaba así porque las almenas hacían del castillo un edificio diferente. Los castillos adulterados (casas fortificadas ilegalmente) podían ser tomados por el rey. Era un documento oficial cuando llevaba el sello del rey fijado con una cinta al pergamino.

ANALISIS DEL CASTILLO

El castillo no respondía a normas o estructuras regularizadas. El constructor sé adaptaba al lugar, al presupuesto y a las necesidades militares del momento.

 


Construir un castillo era muy caro, solo los señores muy ricos y poderosos podían afrontar su construcción, elegían lugares que eran importantes conservar en tiempo de guerra, sus constructores no pensaban solo en tiempo de guerra sino en tiempos de paz. 


El castillo debía de abastecerse de comida y otras provisiones con facilidad, también eran el centro administrativo del señor por lo que estaba a unos días de camino de su territorio. El castillo necesitaba sólido cimientos para soportar el peso de sus fuertes muros, quizás lo más importante junto con las murallas era tener una fuente de agua limpia para abastecerse durante un asedio.


PARTES DE UN CASTILLO



Muros gruesos: que podían tener unos sus 2,5 metros de ancho y los de las torres podían ser todavía más anchos.


Barbacana: Es una obra de fortificación o torre adelantada y aislada, situada sobre una puerta, potena o puente, por lo general situadas fuera de la línea principal de defensa y conectadas a los muros de la ciudad por un camino fortificado. Es una obra de fortificación situada frente a las murallas y protegiendo una puerta de acceso, era a menudo sólo un terraplén adosado al muro junto a la zona más vulnerable del castillo.




Foso: trinchera o gran zanja excavada frente a los muros de una fortificación llena de agua que rodeaba al castillo por los lados que no estaban protegidos por el precipicio. Su misión principal era impedir que las máquinas de asalto se aproximaran a los muros. Los peces y aves del foso servían de alimento.



Puente levadizo: en su posición normal él punte se extendía sobre el foso lleno de agua, cuando el peligro acechaba la guardia lo levantaba.






Murallas: rodeaban al castillo. Eran altas y desde sus torres los defensores podían ver si alguien se aproximaba para dispararle con los arcos o las maquinas de asedio. Según su construcción se distinguían por los aparejos que define tanto el material constructivo: mampostería, sillarejo, sillar, etc. como la forma de disponerlo: Sogán y Tizón, encintado, en hileras etc.


 



Puertas: por lo general era el primer sitio por donde atacar, era fuerte y tenía trampas crueles que esperaban los intrusos.



Rastrillo: protegía a la puerta de los ataques invasores. Tenía forma de reja y estaba hecho con madera de roble, recubierto con láminas de hierro para prevenir que fuera incendiado.


Aspilleras: Abertura por las que disparaban los arqueros, se ensanchaban hacía el interior para que el arquero pudiera disparar sin exponerse a que le disparasen, también servían para dejar pasar la luz y el aire. 


Tenían como función proteger a los defensores, algunas tenían orificios, como troneras para las armas de fuego o saeteras para lanzar armas arrojadizas.



Almena: Remate dentado de los muros de una fortificación. Tramo mazizo del antepecho o parapeto que sobresale de este para la protección del defensor. Existen muchos tipos de almena cuya función común es la de proteger al defensor del atacante. 
Los remates se denominan albardillas si son piramidales con vierteaguas a dos o a cuatro aguas. En ocasiones los huecos contaban con parapetos de madera abatibles, presentando las almenas ranguas para su basculamiento.



Adarve: o también llamado camino de ronda, donde se resguardaban los defensores, era un conjunto de parapetos a veces almenados por donde se desplazaban los 



defensores, con un paradós interior. 

 
 En muchos castillos es cubierto o a la barbeta, ciego o aspillerado, incluso colgado o volado. Configurando cadahalsos, ladroneras, matacanes y escaraguaitas.




Torre del homenaje: Torrejón o torre destacada de la fortaleza que contenía por lo general las salas nobles. 

 Era el último reducto de defensa y podía aislarse del resto de la fortaleza, en ella vivían el señor y su familia situada en corazón del castillo, si el castillo era atacado los defensores se retiraban a ella y luchaban hasta el final.


Torre caballera:
Construcción que destaca sobre el terrado de otra torre de mayor superficie y volumen.

 




Escaraguaita:  Antecesora de las garitas aspilleradas del siglo XVI. Se trata de un borje o pequeña torre maciza sujetadas sobre una repisa de lampetas, situado normalmente en las esquinas o al medio de los paños, de forma cilíndrica, sobre una lámpara o sobre ménsulas o canecillos, y que sobresale del antepecho por encima del adarve. En España se da a partir del siglo XV, lo que sirve en ocasiones para fechar una construcción.

 
Construcción del castillo
En su construcción había diversos oficios:



Canteros: se dividían en 3 grupos:


Maestro cantero: estaba muy bien pagado. Podía ser extranjero que viajaba de castillo en castillo supervisando su construcción.


Cantero experto: cortaba la piedra en la forma requerida.


Aprendiz de cantero: cortaba formas sencillas y preparaba el trabajo al experto.


Herrero: cualquier objeto metálico era caro porque para trabajar el hierro se necesitaba gran cantidad de combustible. Para extraer 25 kilos de hierro se necesitaba un roble grande. Una de sus principales trabajos era hacer clavos ( los tornillos no se inventaron hasta el siglo XVI). Como no eran suficiente fuertes primero se hacia un agujero con una barrena. En el casillo de YORK tenía almacenados 43.000 clavos en el año 1327.


Aserradores: algunas serrerías estaban junto al castillo, pero los aserradores también trabajaba en los bosques donde derribaban los árboles y los cortaban en tablones más ligeros.


Todos los artesanos solían hacer sus propias herramientas, sus formas variaban de un lugar a otro y no había diseños universales.

Gran parte de las piedras del castillo provenían de sus cercanías. Su transporte se realizaba con carros tirado por bueyes.



No todas las piedras servían para los muros del castillo las piedras duras de granito que eran muy difícil de trabajar. Estaban construidos con sillares pulcramente dispuestos, entre ellos había un relleno de mampuesto ( piedras de distinto tamaño y calidad, unidas con morteros). Este mortero era transportado por chicos en cestos. Después los muros se enlucían con una mezcla de arcilla, estiércol animal y crines de caballos para hacerlos resistentes al agua.