“No hay tutía" en tiempos de Cervantes se utilizaba este término con el significado de remedio o medicina
El término tutía procede el árabe tutiya, que significa sulfato de cobre. Se trata de un remedio utilizado en la medicina antigua, el hollín que resultaba de la fundición y purificación del cobre (hecho a base del óxido de cinc) era procesado para transformarlo en ungüento, que era llamado -según el lugar de procedencia y del elemento del que derivaba- tutía, atutia o atutía y parece que era muy citado popularmente en la época, al que le atribuían excepcionales virtudes curativas para determinadas enfermedades de la vista.
De esta manera, en tiempos de Cervantes se utilizaba este término con el significado de remedio o medicina. No haber tutía es, pues, no haber más remedio, carecerse de solución para un problema.
Fue tal el prestigio y popularidad del ungüento que el lenguaje popular, basándose en ello, terminó por mantener la frase "no hay más tutía", que luego derivaría "no hay tu tía" deformando la palabra tutía en tu-tía por desconocimiento e ignorancia de su sentido original, para dar a entender que algo, por su dificultad era imposible de resolver o curar.
Esta expresión la utilizamos cuando nos damos por vencidos en situaciones que no se pueden evitar o que no tienen solución. Así, cuando no se puede salir de un asunto, decimos no hay tutía, que equivaldría a no hay nada que hacer. Teniendo en cuenta su origen, Tutía debería escribirse, por tanto, junto. Sin embargo, el diccionario CLAVE incluye esta expresión en la entrada tía y aboga por su escritura separada sin tener en cuenta su origen.