Significado de Benizar - بيني سار

Desde siempre ha existido una creencia popular de los pueblos que hay una relación mística entre el nombre del lugar con lo que significa.

Los nombres de lugares o topónimos, pueden tener su origen en nombres propios de personas, incluso de apellidos, reflejar algún aspecto de la historia de la época, o aludir a actividades humanas, su origen puede estar también en algún aspecto geográfico o físico del lugar que designan, incluso para señalar el lugar de procedencia de la población que habitaba el lugar.

Todo el Levante y parte oriental de la peninsula, aparece sembrado de pueblos y ciudades cuyos nombres actuales llevan como sello de su origen arábigo los prefijos Aben, ben (hijo de…), abu, bu (padre),beni, bini (descendientes) seguidos de un nombre propio de persona." Algunos de los nombres de esos pueblos son híbridos, como Benimaurell que junta el arabismo Beni con el diminutivo romance de maurus, moro. También se encuentran algunas partidas, vestigios de alquerías musulmanas despobladas tras la expulsión, que incluyen en sus nombres apodos personales: Benarrosa "el de la novia", Benasán "el herborista”

“Benizar” es un topónimo de origen árabe, construido con el prefijo “Ben” que aparece frecuentemente en la toponímia hispánica de origen árabe, y que como en este caso suele ir acompañado de un nombre propio, o un adjetivo en grado superlativo “Izar” o Aysar.

Ben(سار): Hijo (de...) 'ibn (pl). banî.

Izar(بيني): derivaria de aysar (al- ---)Elativo ("más afortunado") que se refleja como nombre, vgr., en MCR Alaiçar; HG Alaiç/zar, Alayç/zar, el Aizar; toponimia: Lasçar, Abeneyzar.

Así obtenemos el topónimo original árabe de Abeneyçar o Abeneyzar que como hemos visto significa "Hijo más Afortunado" o "Hijo del más Afortunado", por otra parte existen documentos oficiales de la época que nombran Abeneyçar y Abeneyzor refiriendose al actual Benizar como veremos más adelante, que refrendan la tesis de que Abeneyzar o Abenyzor fué el nombre original del actual Benizar, donde en la transcripción latina, la última -a deriva a -o.

El ilustre Arabista Elías Terés en su trabajo Antroponímia Hispanoárabe (Reflejada por las fuentes latino-romances)ob.1983 nos explica que el sustantivo ("hijo de") es, constituyente constante de la estructura onomástica árabe, al enlazar los distintos componentes de las genealogías más o menos largas con que aparecen los nombres propios en dicho sistema, abreviadas a veces, cuando uno de sus segmentos ha adquirido notoriedad como nombre de una determinada familia. En la documentación hispánica no sólo están atestiguadas las formas sglr. y pl. del encabezamiento de este articulo, como más próximas a las clásicas, sino también otras, en algún caso típicamente hispánicas, en otros comunes en neoárabe, que pueden no ser menos antiguas, sino reflejar dialectos del áa., cuyas formas no fueron acogidas por la gramática clásica; hay además, algunas deformaciones que conviene tener en cuenta. En total, las variantes pueden agruparse del modo siguiente:

a) Ibn var. con vocal disyuntiva o de apoyo y reflejos romances ajustados ala propia percepción fonética: ibne, iben, eón, eben, imn

b) ábn: forma hár. Típica con el tratamiento normal en este haz dialectal de la vocal prostética, con var. Expectables con vocal disyuntiva (b)aben y subvariantes de ajuste romance am/n

c) abín: var. de origen discutible, que aparece en las zonas orientales de la península, Abinaamet, Abimcenar, Abin Alhannat, Abin Xarif, Abingafar, Abindina, Abubecar Abin Fraucat, Abinçefon;...; toponimia: Avincud, Avinefar, Avinferruz, Avimbodí, Avinselo, Avingaña.

d) var. con aféresis: ab[á]n ban y bin: Benamud, Benalaz, Torrevencelá y decenas más, distribuidos por toda la geografía hispánica, pero que a menudo enmascaran un beni original. A falta de documentación árabe, es generalmente imposible determinar cuando la forma original era un sglr. o un pl., siendo frecuentes los casos de doble grafía, como Beni/atandus, Ben(i)safrim, Ben(i)alcale, etc.. La eliminación de /i/, distintiva del pl. puede ser romance.

e) deformaciones romances: aunque este carácter no siempre es seguro, como hemos señalado para las formas sin /n/ final, determinados reflejos han de atribuirse a adaptaciones a la fonología romance o a determinados factores sociolingüísticos, vgr. alb en Aluerrazim ( luego Albarracín)

f) reflejos del pl.: beni [Acerca de los topónimos que comienzan con este elemento:
son abundantísinos en la toponimia peninsular y balear (vgr., Beniaján, Benialfaqui, Beniaya, Benicasim, Beniciclí, Benisanet, Beniduramas, etc.)teniendo algunas variantes como los ben(a)-, señalados en el apartado d), y los Bini de la toponímia oriental, aveces reducidos a B/Vin- y a algún B/Vani- de la zona Occidental como Vanimila.

Así, encontramos varios compuestos con la característica base árabe ben- o beni- ‘hijos de, los de...’ que introduce nombres de familia árabe, como Benicasim (Benicàssim) o Benifayó (Benifaió) No obstante, no nos podemos fiar, ya que por la acción de la analogía, de una simple asociación, o por adaptación fonética árabe, algunos nombres de lugar de distinto origen han adoptado esa misma base inicial, de modo que hoy los podríamos tomar fácilmente por arábigos sin serlo; en efecto, Benidorm y Benicarló no se remontan al árabe beni-, sino al lat. pinna ‘peña’, y pertenecen originariamente a un estrato de lengua anterior.

Desde el punto de vista histórico Antonio Vicente Frey Sanchez en el Estudio y Prospección del castillo de Benizar y su entorno, señala que el topónimo pone de relieve un gentilicio que o bien podría haber tenido alguna relación con los árabes Ban Asar llegados en los primeros decenios de la invasión e islamización. Cabe la posibilidad, si se sigue con riguroso criterio los resultados de la prospección en que se han datado los restos de cultura material entre los Siglos XII y XIV, de que se tratara de algún tipo de asentamiento consecuente con la pacificación y estabilización del territorio por los Almohades.

Sirios, árabes y beréberes formaron una etnia privilegiada que tenía sometida y explotada al resto de la población. El establecimiento de esta clase dirigente se hizo según criterios tribales, como lo muestra la propia toponimia clánica de los Beni . Formaron un contingente militar que tenía al grupo étnico como base. Las guerras civiles entre ellos para disputarse el poder fueron continuas. Como dice Chelhod "la tribu toma conciencia de sí misma en tanto que individualidad, como resultado de una sorda rivalidad con otros grupos".

En el documento de confirmación del infante Don Alfonso, hijo del Santo Rey Fernando III, el 5 de Julio de 1243, se confirma la cesión a la Orden de Santiago, las villas y castillos con todas sus aldeas y caseríos, donde aparecen claramente determinados los Castillos de Muratalla, Socobos, Buey Corto, Gutta, Letur, Priego, Feriz, Abeiuela, Litur, Aznar, Abeneyzor... etc. siendo Abeneyzor el actual Benizar.

En este texto que emite el Hijo del Rey, se nombra directamente Abeneyzor refiriendose a Benizar su castillo y población de carácter mudejar, lo que da consistencia a la hipótesis de que el topónimo Abeneysar transcrito al romance latino se viera alterado como Abeneyzor.

En la actualidad curiosamente encontramos una población a orillas del Rio Nilo en Egipto con un topónimo exactamente igual a Benizar, con variaciones del prefijo Beni- por Bani- que como hemos visto anteriormente en el análisis de los prefijos coinciden en el estudio del profesor Elias Terés. En este caso el Topónimo va separado y la palabra Zar está transcrita a escritura Occidental con Mayúscula: Benī Zār, Banī Zār.

La Población egipcia de Beni Zar se encuentra en la región de Muhafazat Suhaj.


"Historia de los dos que soñaron"

Cuento Árabe Anónimo

El historiador arábigo El Ixaquí refiere este suceso:

"Cuentan los hombres dignos de fe (pero sólo Alá es omnisciente y poderoso y misericordioso y no duerme), que hubo en el Cairo un hombre poseedor de riquezas, pero tan magnánimo y liberal que todas las perdió menos la casa de su padre, y que se vio forzado a trabajar para ganarse el pan. Trabajó tanto que el sueño lo rindió una noche debajo de una higuera de su jardín y vio en el sueño un hombre empapado que se sacó de la boca una moneda de oro y le dijo: "Tu fortuna está en Persia, en Isfaján; vete a buscarla." A la madrugada siguiente se despertó y emprendió el largo viaje y afrontó los peligros de los desiertos., de las naves, de los piratas, de los idólatras, de los ríos, de las fieras y de los hombres. Llegó el fin a Isfaján, pero en el recinto de esa ciudad lo sorprendió la noche y se tendió a dormir en el patio de una mezquita. Había, junto a la mezquita, una casa y por el Decreto de Dios Todopoderoso, una pandilla de ladrones atravesó la mexquita y se metió en la casa, y las personas que dormían se despertaron con el estruendo de los ladrones y pidieron socorro. Los vecinos también gritaron, hasta que el capitán de los serenos de aquel distrito acudió con sus hombres y los bandoleros huyeron por la azotea. El capitán hizo registrar la mezquita y en ella dieron con el hombre de El Cairo, y le menudearon tales azotes con varas de bambú que estuvo cerca de la muerte.
A los dos días recobró el sentido en la cárcel,. El capitán lo mandó buscar y le dijo: "¿Quién eres y cuál es tu patria?. El otro declaró: "Soy de la ciudad famosa de El Cairo y mi nombre es Mohamed El Magrebí." El capitán le preguntó: "¿Qué te trajo a Persia?". El otro optó por la verdad y le dijo: "Un hombre me ordenó en un sueño que viniera a Isfaján, porque ahí estaba mi fortuna. Ya estoy en
Isfaján y veo que esa fortuna que prometió deben ser los azotes que tan generosamente me diste".
"Ante semejantes palabras, el capitán se rió hasta descubrir las muelas del juicio y acabó por decirle: "Hombre desatinado y crédulo, tres veces he soñado con una casa en la ciudad de El Cairo en cuyo fondo hay un jardín, y en el jardín un reloj de sol y después del reloj de sol una higuera y luego de la higuera una fuente, y bajo la fuente un tesoro. No he dado el menor crédito a esa mentira. Tú, sin embargo, engendro de una mula con un demonio, has ido errando de ciudad en ciudad, bajo la sola fe de tu sueño. Que no te vuelva a ver en Isfaján. Toma estas monedas y vete".
"El hombre las tomó y regresó a la patria. Debajo de la fuente de su jardín que era la del sueño del capitán) desenterró el tesoro. Así Dios le dio bendición y lo recompensó y exaltó. Dios es el Generoso, el Oculto."

(Del libro de las 1001 Noches, noche 351)