Castillos medievales

Los castillos se empezaron a construir en el siglo X. Se construyeron para impresionar, era la casa de un poderoso señor de la guerra y desde él se gobernaba la tierra circundante.

Los primeros castillos sustituyeron a fuertes de madera y evolucionaron haciéndose más sólidos a medida que cambiaban los métodos de guerra.
Para su construcción era necesario el PERMISO PARA ALMENAR.



Este era un permiso de concesión real y se llamaba así porque las almenas hacían del castillo un edificio diferente. Los castillos adulterados (casas fortificadas ilegalmente) podían ser tomados por el rey. Era un documento oficial cuando llevaba el sello del rey fijado con una cinta al pergamino.

ANALISIS DEL CASTILLO

El castillo no respondía a normas o estructuras regularizadas. El constructor sé adaptaba al lugar, al presupuesto y a las necesidades militares del momento.

 


Construir un castillo era muy caro, solo los señores muy ricos y poderosos podían afrontar su construcción, elegían lugares que eran importantes conservar en tiempo de guerra, sus constructores no pensaban solo en tiempo de guerra sino en tiempos de paz. 


El castillo debía de abastecerse de comida y otras provisiones con facilidad, también eran el centro administrativo del señor por lo que estaba a unos días de camino de su territorio. El castillo necesitaba sólido cimientos para soportar el peso de sus fuertes muros, quizás lo más importante junto con las murallas era tener una fuente de agua limpia para abastecerse durante un asedio.


PARTES DE UN CASTILLO



Muros gruesos: que podían tener unos sus 2,5 metros de ancho y los de las torres podían ser todavía más anchos.


Barbacana: Es una obra de fortificación o torre adelantada y aislada, situada sobre una puerta, potena o puente, por lo general situadas fuera de la línea principal de defensa y conectadas a los muros de la ciudad por un camino fortificado. Es una obra de fortificación situada frente a las murallas y protegiendo una puerta de acceso, era a menudo sólo un terraplén adosado al muro junto a la zona más vulnerable del castillo.




Foso: trinchera o gran zanja excavada frente a los muros de una fortificación llena de agua que rodeaba al castillo por los lados que no estaban protegidos por el precipicio. Su misión principal era impedir que las máquinas de asalto se aproximaran a los muros. Los peces y aves del foso servían de alimento.



Puente levadizo: en su posición normal él punte se extendía sobre el foso lleno de agua, cuando el peligro acechaba la guardia lo levantaba.






Murallas: rodeaban al castillo. Eran altas y desde sus torres los defensores podían ver si alguien se aproximaba para dispararle con los arcos o las maquinas de asedio. Según su construcción se distinguían por los aparejos que define tanto el material constructivo: mampostería, sillarejo, sillar, etc. como la forma de disponerlo: Sogán y Tizón, encintado, en hileras etc.


 



Puertas: por lo general era el primer sitio por donde atacar, era fuerte y tenía trampas crueles que esperaban los intrusos.



Rastrillo: protegía a la puerta de los ataques invasores. Tenía forma de reja y estaba hecho con madera de roble, recubierto con láminas de hierro para prevenir que fuera incendiado.


Aspilleras: Abertura por las que disparaban los arqueros, se ensanchaban hacía el interior para que el arquero pudiera disparar sin exponerse a que le disparasen, también servían para dejar pasar la luz y el aire. 


Tenían como función proteger a los defensores, algunas tenían orificios, como troneras para las armas de fuego o saeteras para lanzar armas arrojadizas.



Almena: Remate dentado de los muros de una fortificación. Tramo mazizo del antepecho o parapeto que sobresale de este para la protección del defensor. Existen muchos tipos de almena cuya función común es la de proteger al defensor del atacante. 
Los remates se denominan albardillas si son piramidales con vierteaguas a dos o a cuatro aguas. En ocasiones los huecos contaban con parapetos de madera abatibles, presentando las almenas ranguas para su basculamiento.



Adarve: o también llamado camino de ronda, donde se resguardaban los defensores, era un conjunto de parapetos a veces almenados por donde se desplazaban los 



defensores, con un paradós interior. 

 
 En muchos castillos es cubierto o a la barbeta, ciego o aspillerado, incluso colgado o volado. Configurando cadahalsos, ladroneras, matacanes y escaraguaitas.




Torre del homenaje: Torrejón o torre destacada de la fortaleza que contenía por lo general las salas nobles. 

 Era el último reducto de defensa y podía aislarse del resto de la fortaleza, en ella vivían el señor y su familia situada en corazón del castillo, si el castillo era atacado los defensores se retiraban a ella y luchaban hasta el final.


Torre caballera:
Construcción que destaca sobre el terrado de otra torre de mayor superficie y volumen.

 




Escaraguaita:  Antecesora de las garitas aspilleradas del siglo XVI. Se trata de un borje o pequeña torre maciza sujetadas sobre una repisa de lampetas, situado normalmente en las esquinas o al medio de los paños, de forma cilíndrica, sobre una lámpara o sobre ménsulas o canecillos, y que sobresale del antepecho por encima del adarve. En España se da a partir del siglo XV, lo que sirve en ocasiones para fechar una construcción.

 
Construcción del castillo
En su construcción había diversos oficios:



Canteros: se dividían en 3 grupos:


Maestro cantero: estaba muy bien pagado. Podía ser extranjero que viajaba de castillo en castillo supervisando su construcción.


Cantero experto: cortaba la piedra en la forma requerida.


Aprendiz de cantero: cortaba formas sencillas y preparaba el trabajo al experto.


Herrero: cualquier objeto metálico era caro porque para trabajar el hierro se necesitaba gran cantidad de combustible. Para extraer 25 kilos de hierro se necesitaba un roble grande. Una de sus principales trabajos era hacer clavos ( los tornillos no se inventaron hasta el siglo XVI). Como no eran suficiente fuertes primero se hacia un agujero con una barrena. En el casillo de YORK tenía almacenados 43.000 clavos en el año 1327.


Aserradores: algunas serrerías estaban junto al castillo, pero los aserradores también trabajaba en los bosques donde derribaban los árboles y los cortaban en tablones más ligeros.


Todos los artesanos solían hacer sus propias herramientas, sus formas variaban de un lugar a otro y no había diseños universales.

Gran parte de las piedras del castillo provenían de sus cercanías. Su transporte se realizaba con carros tirado por bueyes.



No todas las piedras servían para los muros del castillo las piedras duras de granito que eran muy difícil de trabajar. Estaban construidos con sillares pulcramente dispuestos, entre ellos había un relleno de mampuesto ( piedras de distinto tamaño y calidad, unidas con morteros). Este mortero era transportado por chicos en cestos. Después los muros se enlucían con una mezcla de arcilla, estiércol animal y crines de caballos para hacerlos resistentes al agua.

¡A buenas horas, mangas verdes!.

La expresión se aplica al auxilio que llega tarde y, en general, a todo aquello que llega a destiempo.

En el siglo XIII, en Castilla existía una institución para defender el orden público: la Santa Hermandad, que alcanzó su apogeo durante el reinado de los Reyes Católicos. Éstos vestían un chaleco de piel que dejaba al descubierto las mangas de la camisa, que eran de color verde.
Por eso se llamaban, además de cuadrilleros (iban de cuatro en cuatro), mangas verdes. Parece que este cuerpo de policia rural fue eficaz en sus incios, pero que luego fue perdiendo efectividad, cediendo en disciplina, eficacia y que nunca llegaba a tiempo al lugar donde había un crimen. De ahí provenía la expresión :
¡A buenas horas, mangas verdes!.

Estar sin "BLANCA" en el S=XIV

Seguro que en alguna ocasión hemos utilizado la frase “Estoy sin blanca” expresión que utilizamos para referirnos a que no llevamos dinero encima o estamos sin dinero en ese momento. Esta expresión se dice por una moneda llamada “Blanca del Agnus Dei”, que fue acuñada en el año 1386 durante el reinado de Juan I de Castilla con motivo de las guerras contra el Duque de Lancaster



Con el paso del tiempo, la moneda fue devaluándose y acabó siendo acuñada únicamente de cobre, siendo su valor mínimo, por lo que alguien que no tuviese “ni blanca” representaba que estaba en la más absoluta de las ruinas.

El Rey Alfonso hizo popular el "Ir de Tapas"

Se asegura que fue el rey Alfonso X el Sabio quien dispuso que en los mesones castellanos no se sirviese vino si no era acompañado de algo de comida. Esto evitaba que el vino subiese rápidamente a la cabeza.

La tapa, al principio, se depositaba sobre la boca de la jarra o vaso servido, por lo que “tapaba” el recipiente: de ahí el origen de la palabra. Servía para acompañar la bebida y para evitar que algún “visitante volador” entrase en el preciado líquido.

En aquellos tiempos la tapa consistía en una loncha de jamón o en rodajas de chorizo o de otro embutido y, a veces, era sustituido por una cuña de queso.

Hay quien asegura que la historia de la típica tapa española surgió a raíz de la siguiente anécdota: el Rey Alfonso XIII estaba realizando una visita oficial a la provincia de Cádiz y al pasar por el “Ventorrillo del Chato” (venta que aún hoy existe) se paró para descansar un rato. El rey pidió una copa de Jerez, pero en ese momento una corriente de aire entró en la Venta y, para que el vino no se llenara de arena de la playa el camarero tuvo lo feliz idea de colocar una lonchita de jamón en el catavinos real. El Rey preguntó por qué ponían esa loncha de jamón sobre la copa, y el camarero disculpándose le dijo que colocó así la “tapa” para evitar que el vino se estropease con la arena. Al Rey le gustó la idea, se comió la tapa, se bebió el vino, y pidió que le sirvieran otro, pero con “otra tapa igual”. Al ver esto, todos los miembros de la Corte que le acompañaban pidieron lo mismo. Como podemos observar, es más o menos la misma historia pero con otro protagonista.

El Rey y la anciana.


Cierto día llegó el rey Jaime I a la localidad de Albentosa y encontrándola vacía, preguntó a un joven dónde estaba la gente de aquel pueblo. El chaval le contestó que estaban todos en el castillo, celebrando la comida de la cofradía. Allá que se fue el monarca.
Al llegar al castillo, una anciana le cerró al paso y le anunció que no podía entrar en el castillo si antes no se hacía miembro de la cofradía. En aquel momento el rey tenía tanta hambre que no quiso entrar en discusiones y se hizo cofrade.
Así es como el monarca sació su hambre y Albentosa pudo contar, a partir de entonces, con el cofrade Jaime I.

EL MILAGRO DE LAS SOPAS DE AJO

FUEROS Y SOCIEDAD EN EL REINO DE MURCIA BAJO LA HEGEMONIA DE ARAGON (1296-1304) -->
Cuenta esta leyenda que, estando el rey Jaime I en la ciudad de Teruel, cayó tan enfermo que todo el mundo temía por su vida. La enfermedad parece ser que le sobrevino como consecuencia de una cacería que había realizado en tierras de Gea de Albarracín. Ni los médicos judíos de Teruel, ni los propios galenos de la Corte, acertaban el remedio para sus males, y el rey estaba cada vez peor.
A uno de sus súbditos se le ocurrió la idea de aplicar al rey el mismo remedio que había utilizado, hacía tiempo, con un familiar suyo: poner a hervir una cazuela con agua, pan y ajos.


Los médicos,desesperados,aunque creyendo la idea un disparate, aceptaron la propuesta del súbdito.
Pan y agua sí que había, pero no ajos. Sólo en tierras de Valencia podían conseguirse. Seis jóvenes caballeros se ofrecieron voluntariamente para ir a buscarlos al reino de Valencia, que por aquel entonces todavía estaba bajo dominación mora. Tras mucho buscar consiguieron cinco cabezas del sabroso condimento. De tan peligrosa expedición sólo volvió sano y salvo uno de ellos, trayendo consigo cinco cabezas de ajos.
Una anciana fue la encargada de preparar las sopas de ajo que curaron en el acto su enfermedad y tras las cuales se le abrió tanto el apetito que continuó con unas chuletas de ciervo.
A la mañana siguiente, tras dormir como un lirón, fue informado de lo caros que habían resultado los ajos, pero el Rey, agradecido, recompensó a los familiares de los caballeros fallecidos así como al superviviente. Además dispuso que el cultivo de los ajos se propagara por todo su reino a fin de no tener que ir en próximas ocasiones al reino de Valencia y pagarlos tan caros.
Este dicen que fue el origen de las sopas de ajo.